miércoles, 13 de enero de 2010

El tiempo regala preguntas y respuestas...


Tarde de martes, vagon de tren semivacio, no faltaba mucho para llegar a destino. En una estacion antes sube uno de esos. Uno de esos con los que creci y comparti gran parte de mi epoca de juventud...(estudios, vacaciones, viajes, salidas, partidos, boliches, etc). Uno de esos que habitualmente llamo o llamaba amigo. Alguien que cuando uno necesitaba lo encontraba. Con su silencio que a veces funcionaba como remedio valido para los dolores del alma. No importaba bien si sabia, que y como aconsejarte, un incondicional. En fin, uno de esos con los que completabamos el grupo de compinches.
Hoy, casi una decada despues y ya distanciados por nuestras no tan nuevas rutinas (facultad, trabajo, familia, etc) fue raro verlo ya mas grande, con aplicada prolijidad que desbordaba su traje oscuro. A menos de un metro estabamos, cada uno con la vista perdida en la nada, ocupados en nuetras cosas. Sin reconocernos o con muy pocas ganas de hacer contacto visual, evitando la detestable escena del reencuentro inutil. Para que hacernos los sorprendidos y prometernos un falso "nos mantenemos en contacto" cuando no es real. La verdad es que no fue desinteres de saludarnos ni pocas ganas de saber de cada uno y repasar anecdotas como viejos compañeros. Sera que paso tanto tiempo y que ya no compartimos lo mismo. Es como una etapa pasada y siempre bien recordada. No nos culpo, tampoco dramatizo pero si me causa sorpresa. Uno con el paso del tiempo cambia los afectos, los habitos, las personas, las amistades.
Quizas mañana volvamos a cruzarnos y la vida nos sorprenda...

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