jueves, 21 de enero de 2010

EL CONSEJO

La otra noche un amigo, que prefiero mantener en el anonimato, me llama para pedirme un favor, pero no cualquiera. Ese llamado al borde de la madrugada me delata que se trata de amores. Por eso nos cita a tres de sus mas compinches, compañeros en las buenas y en las malas, para debatir situaciones incompatibles entre la razón y el corazón. Hoy el Concejo de amigos, que integramos un casado, un soltero empedernido y el más joven de los tres: el novio de todas o casi todas las solteras de la ciudad siempre se junta para hablar de otros temas: futbol, política, trabajo, religión y mujeres. Pero esta sesión extraordinaria nos hace llegar juntos y puntualmente a un bar de Villa Devoto. Ahí lo encontramos a nuestro condenado, con la mirada perdida y cara de preocupación garabateando como loco en una servilleta. Lo saludamos, como quien saluda a un hermano que tiene un examen y no estudio, le hacemos una broma para descontracturarlo pero nos pide socorro. Uno de nosotros, el novio de América pide algo para tomar y el urgido lo corrige, pide una ronda de ginebra. “Muchachos, estoy enamorado o algo parecido…”- empieza transpirando más de la cuenta. –“Eso es muy bueno, pero ya lo sabíamos, no?”- lo interrumpo buscando que nos confiese toda la verdad. “ No, el problema que no es de quien creen, me enganche fuerte con una compañera de trabajo y si bien todavía en casa no sospechan nada… no la quiero lastimar a mi jermu”- se descarga confesando ante este concejo de inexpertos. “Ah bueno, y cuál es el problema? Desde cuando te haces el moralista vos?”- dispara el más chico de este tribunal. “No te das cuenta? Este está casado hace dos años y hace unos meses nos hablaba de que era la mujer de su vida?” - expone ante nuestra sorpresa el solterón del trío, que sale en defensa de su amigo consternado. Y entonces les digo “bueno estas hasta las manos con tu esposa si se entera. Estas seguro de lo que sentís?”- llenándolo de más dudas. “Muchachos, lo que siento es serio pero las quiero a las dos, no las quiero perder a las dos” escupe, mientras repite la ronda.
Y nos cuenta como empezó esto de su compañera, quizás como un juego peligroso que llego a gangrenarle el corazón. Y que desde que se declaro a esta nueva compañía, su vida de esposo correcto no tiene demasiado sentido. Pero que también ama a su mujer de siempre, a la que le dio el sí en el registro civil. Ya no disfruta llevar el corazón en la garganta y trazar planes para excusar sus llegadas tardes. Tampoco se anima a blanquear la situación, ya sea por lastima o temor, no quiere tomar decisiones. Y la tarea de este tribunal no es fácil, ya que este amigo es de fierro y como dicen los más viejos del bar, “cada relación es un mundo”. Por lo cual, nos mantenemos fieles a su relato pero no emitimos un veredicto final. En realidad, los consejos que podemos darle son variados ya que tenemos diferentes opiniones con respecto a los sentimientos pero todos coincidimos con esos tangos que sostienen que “para amar hay que saber sufrir”,
Y esta no parece la excepción. Antes de consumir una ginebra mas, nuestro antihéroe se quiebra y decide que intentara dejar las cosas como están, sin lastimar a ninguna de las dos y ofreciendo el máximo de su capacidad de amar. Parece seguro de la decisión que va a tomar, por eso no le objetamos nada, ya que haga lo que haga intentaremos apoyarlo. Por lo cual antes que la noche nos lleve para diferentes destinos, nos declaramos incompetentes en la materia aunque sugerimos una batería de medidas a tomar para evitar disgustos y contratiempos aunque sabemos que a la larga todas las cosas se saben. El nos agradece los consejos y nos abraza fuertemente reconociendo arduo trabajo cuando recibe un mensaje de texto que le transforma la cara y lo deja en silencio. Le saco el celular y leo: “Querido tengo una noticia que no puede esperar…Vamos a ser PAPÁS”.

miércoles, 13 de enero de 2010

El tiempo regala preguntas y respuestas...


Tarde de martes, vagon de tren semivacio, no faltaba mucho para llegar a destino. En una estacion antes sube uno de esos. Uno de esos con los que creci y comparti gran parte de mi epoca de juventud...(estudios, vacaciones, viajes, salidas, partidos, boliches, etc). Uno de esos que habitualmente llamo o llamaba amigo. Alguien que cuando uno necesitaba lo encontraba. Con su silencio que a veces funcionaba como remedio valido para los dolores del alma. No importaba bien si sabia, que y como aconsejarte, un incondicional. En fin, uno de esos con los que completabamos el grupo de compinches.
Hoy, casi una decada despues y ya distanciados por nuestras no tan nuevas rutinas (facultad, trabajo, familia, etc) fue raro verlo ya mas grande, con aplicada prolijidad que desbordaba su traje oscuro. A menos de un metro estabamos, cada uno con la vista perdida en la nada, ocupados en nuetras cosas. Sin reconocernos o con muy pocas ganas de hacer contacto visual, evitando la detestable escena del reencuentro inutil. Para que hacernos los sorprendidos y prometernos un falso "nos mantenemos en contacto" cuando no es real. La verdad es que no fue desinteres de saludarnos ni pocas ganas de saber de cada uno y repasar anecdotas como viejos compañeros. Sera que paso tanto tiempo y que ya no compartimos lo mismo. Es como una etapa pasada y siempre bien recordada. No nos culpo, tampoco dramatizo pero si me causa sorpresa. Uno con el paso del tiempo cambia los afectos, los habitos, las personas, las amistades.
Quizas mañana volvamos a cruzarnos y la vida nos sorprenda...

Historias de mi ciudad


Perdida en la multitud, maquillada y discreta. Ella siempre con una sonrisa, mostrando su firmeza al hablar. Amable pero muy respetuosa. Podría ser una chica de barrio Norte pero se crió en un barrio periférico. Sus jefes la consideran una excelente profesional, adicta a las exigencias laborales. Fanática de los números como buena contadora. Estricta organizadora, siempre con su agenda programada por los meses siguientes. En la oficina, hay quienes la tienen como altanera, soberbia y malhumorada pero nunca se lo hacen saber. Es querida por sus amigas y ninguneada por otros. Soltera empedernida, habita sola un departamento en el que florecen plantas, otra de sus pasiones. Nunca viajo a Moscú pero ama lo sovitieco, por eso empezó cursos de ruso. Ahí, un martes a la noche conoció a Dimitri, un descendiente de chechenios, que trabaja brillantemente en la Aduana. Por semanas nunca se hablaron, solo se saludaban con señas porque estaban sentados en pupitres lejanos de la extensa aula. Una noche calida de noviembre a la salida del curso de idioma, se cruzaron en la esquina. Ella lo miro fijo y le apunto directo al corazón. El, un tímido treintañero, jamás entendió de esas señales y siguió amablemente con un dialogo cursi mientras la acompañaba. Quiso ella que la llevara a su castillo pero el príncipe azul rengueaba en el límite del lance. Dimitri históricamente sufría las trabajadas conquistas que no abundaban, quizás por eso le costaba tanto demostrar su enamoramiento debido a las rotundas negativas que acumulaba. A ella el amor la esquivaba o ella a el, tan meticulosa con sus ocupaciones no dejaba tiempo para su corazón, cada vez mar artrosico. Será por eso, que el destino los junto, exitosos en lo suyo pero carentes de una caricia matinal o del beso de las buenas noches. Una vez mas ellos, solitarios van caminado, ilusionados con cambiar la racha. Buscando la medicina para curar sus corazones.

martes, 5 de enero de 2010

Gambeta al corazón


Primera hora de la mañana, un pueblito perdido al costado de la ruta.Estaciono el auto que me lleva para la casa de unos amigos en Villa Dolores y me acerco al bar de la estación de servicio. Poca gente, algunos viajantes en silencio y otros pobladores comentaban un partido de fútbol local. Me siento a una mesita dispuesto a hojear las noticias que se extienden en La Voz del Interior, cuando me atiende la señora del lugar.Pido un cortado, para empezar el día, y veo a un hombre mayor, que se sienta a pocos metros míos. Parecía cansado, con la mirada errante mientras toma un vaso de ginebra que ya estaba servido. Algunas personas del lugar murmuraban sobre su presencia y otras lo ignoraban. Tenía un aspecto desarreglado, poco prolijo, llevaba camisa y saco claros. De repente sacó un libro lleno de papeles de su maletín, se esfuerza en concentrar su vista para leer cuando se para y se me acerca.-“¿Usted no es de aca, verdad?”--“No, estoy de viaje”--“¿Alguna vez lloro por una mujer?”- me cuestiona el setentón.Lo miro sorprendido y disparo con sinceridad, riéndome: -“Y supongo… me lamente de algunas mas que otras.”--“¿Cuando fue la ultima vez que lloró?”-me acecha.Casi fastidioso respondo: -“Espere, estoy ocupado, caballero. Déjeme terminar las noticias”--“Perdone mi interrupción, solo que aprovecho todas las mañanas para buscar a mi mujer y no muchos pueden ayudarme a reencontrarme con ella”- me dice lamentando su acoso verbal.-“Disculpe mis respuestas pero como le dije antes estoy de paso, además con esas preguntas no voy a poder ayudarlo, ni siquiera la conozco a ella ni a usted”--“Todo me puede ayudar, entienda que no es una mujer común, ella es especial como todas pero uno la distingue del resto”-“No quiero ser grosero, tengo sueño y es muy temprano para esto. Si me permite vuelva a su mesa por favor buen hombre”- con mi cara de pocos amigos.-“Son pocos los hombres que pueden reconocer a un amor y usted para mi es un indicado, ¡¡Debe ayudarme!!”- señalándome el lado izquierdo del pecho.-“Creo que ha tomado mucho señor. Esta equivocado, fíjese bien que estoy separado y mi vida amorosa esta perdiendo por goleada”- levanto la voz para que alguien del bar se compadezca de mi molesta compañía.-“Usted joven a la larga va a ganar el partido, solo le cuesta hacerle caso al que manda, deje de gambetear, basta de rabonas y firuletes o ¿no sabe que los partidos se ganan con goles?”- me hablaba eufórico, mientras apenas se podía mantener en pie.Cansado de la escena, me deje llevar por seguirle el juego al viejo, que de fútbol parecía saber. Se mostraba inofensivo e ilusionado asi que le pregunte por esa mujer que andaba buscando.-“Cuando la vi nunca mas la olvide. Todavía la recuerdo cuando pase delante de ella”- sus ojos empezaban a lagrimear cuando relataba.-“¿Qué paso después?”--“Hace mucho ya, la conocí en un pueblo vecino. Yo era viajante, vendía artículos varios y un día la cruce frente a la plaza. Salía del lugar donde paraba y ella venia con cinco niños: Christian y Magali, sus hijos, y sus sobrinas trillizas Natalia, Fernanda y Josefina, creo…”- largaba los nombres como ganándole la pulseada a su memoria.-“¿No me diga que era casada?”--“Si, con productor agrario que viajaba tanto como yo…”- sonreía picarescamente.-“¿Fue amor a primera vista?”--“No me olvido su dulce mirada y la sonrisa cuando pase a su lado. Su belleza y su cariño con los niños, esos dulces indiecitos. ¡Cuantos recuerdos, mijo!”-Ya a esta altura de la conversación, quedaron de lado los titulares del diario y medio cortado frió porque me fue atrapando la historia, quizás por lastima o por simpatía iba imaginado las escenas.-“Todavía no me dijo como se llamaba ella, ¿como la conquisto si era casada?”-- “¿No te dije pibe? Carmen, mi único sentido. La invite a caminar por la plaza, y sentí que era ella, mi Carmen. Pasaron los dias y clandestinamente fui acercándome a su corazón. Una mujer cansada de la monotonía, dispuesta a dejar todo por amor.”--“¿Cuanto duro la clandestinidad?”- -“Toda mi vida por eso la busco. Estuvimos durante seis años a las escondidas regalándonos nuestros mejores momentos”--“¿Cómo? ¿Pero cuando la dejo de ver?”--“Hace 29 años 32 dias y 21 horas”-Al borde del asombro y del descreimiento le pido que continuara.-“Su esposo el agropecuario, Mario Nasri, se la llevo a Europa por la fuerza, amenazándola con que le quitaría a sus hijos. Un tipo poderoso con contactos políticos que nunca valoro lo que tuvo”-.La historia seguía sin cerrarme entonces sin vueltas le pregunto: -“¿pasado tanto tiempo aun la busca?, ¿Qué clase de amor es?”-Casi molesto por mis negativas a creerle levanta la voz y gesticula, -“Hace mas o menos 3 años me envió una carta a Buenos Aires pidiéndome que la busque, que no la olvide, ya que ella regresaría. Y aca estoy esperándola, mírala (señala una foto en blanco y negro) Carmen mi amor”-.-“¿Por que no fue a Europa?”- lo peloteaba como si fuera un investigador de la bonaerense.-“Viaje 2 veces, invertí todos mis ahorros, tuve pistas falsas. Cuando creía que la encontraba se desvanecían todo. Quizás sus hijos de grandes influenciados por su padre no la dejaron entregarse a mi amor”--“Y ahora… ¿Por qué en este pueblo?”--“Sigo convencido que los amores como dicen muchos no mueren fácilmente, al menos no el mío y nos vamos a reencontrar aca donde nació esto que siento y llevo encima”--“Pero buen hombre, paso mucho tiempo y la vida nos da otras oportunidades, ¿no encontró otra mujer?”--“El tiempo nos condiciona pero no nos obliga a olvidar y ¿como olvidar a una alma gemela, a mi otra mitad, a mi Carmen? Yo ya encontré mi amor solo me falta llegar a ella nuevamente para terminar mi vida. Uno debe luchar por lo que mas quiere”, resumía agotado, apunto de quebrarse.-“Realmente no se que decirle, espero que la encuentre”- titubeo sin palabras, impotente y con mis mas sinceros deseos de final feliz.-“La voy encontrar, estoy seguro de eso. No creo que haya sido en vano esta charla. Usted parece muy joven y aun no se ha golpeado lo suficiente. Quizás aprenda lo importante que es el amor para un viejo como yo, que no hay partidos imposibles y que mientras este vivo todos las goleadas son remontables”-En silencio mientras me mordía los labios, como si un arbitro me hubiera amonestado injustamente, pensaba en que me quiso decir, que carajo sabia, si viví o no lo suficiente. Y me respondió como si estuviera leyéndome la mente: -“Por que usted mijo, va a salir mirando diferente a las mujeres, buscando a esa Carmen en otras, intentando dar vuelta el resultado y va a querer ganar ese partido que se niega a jugar, el partido de su vida, ese que su corazón tanto le pide. No lo deje pasar mi amigo.”- mientras se levantaba lentamente de mi mesa como si ya estuviera aburrido.De repente suena mi celular, le pido un minuto para atender y lo veo irse.Corto la conversación y ya no estaba más. Llamo a la señora del bar, pido la cuenta y le pregunto si conocía a este hombre mayor con el estuve charlando por largo rato.-“No le de importancia, es un viejo medio loco que sufrió de amores, no parece ser malo. No lo busque, déjelo ir.”- me ruega sonriente en voz baja mientras le pago.Y asi dejo el pueblito pensando si alguna vez el la volverá a ver, si es otro pobre corazón que sufre por amor o si realmente es alguien que me enseño la jugada que andaba necesitando para volver a la senda del triunfo.

lunes, 4 de enero de 2010

Ruido


Domingo matinal, ya terminaba el desayuno y llegaron ellos. Se sentaron en la mesa de al lado. Ella lo miraba,lo buscaba, el la evitaba. Ella, unos diez años mas joven que el, cambio el tema de la charla: pasaron del auto que estaba en el lavadero a una rispida e incomoda discusion...y yo como testigo accidental: LOS HIJOS. En ese momento el desplego su monologo sobre los niños mientras provocaba una triste mueca en el rostro de ella. "Que con un chico no podes salir, que tenes que estar pendiente de la criatura, que no te podes ir de vacaciones, que un hijo te cambia la vida..." eran sus ideas, respetables y entendibles quizas para otros. Ella le contesto que justamente pensaba todo lo contrario ya que estaba dispuesta a vivir ese desafio, que habia llegado su momento de ser madre y compartir con el la bendicion de tener un hijo. Entonces fue cuando ante los movimientos de cabeza de el, negando la idea de concebir, su sensibilidad de mujer afloro...lagimeando sentimientos encontrados. El, quizas fastidioso y culpable por semejante explosion, la intento abrazar. Ella se levanto y lo dejo con el abrazo vacio. El la dejo salir lentamente hasta que salio a buscarla... y como cerraria Sabina "hubo tanto ruido que al final llego el final"